Crónica del pájaro que da cuerda al mundo - Haruki Murakami



En "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo", Tooru, el protagonista, habla con su esposa -que lo ha abandonado- a través de un ordenador de hace 15 años (hoy en día nosotros al menos vemos nuestras caras en fotos) tal vez un Commodore, pantalla negra, letras verdes... y aún así, él sabe que está hablando con ella y no con alguien más, al menos lo intuye fuertemente, como si la conexión a través del cable los uniera como un cordón umbilical. Yo usé un aparato de esos cuando tenía unos ocho años y era una sensación fría y distante, como un milagro visto por un desconocido al otro lado del mundo.

  
A través de ese primitivo pero revolucionario aparato, la esposa de Tooru trata de convencerlo de que ya no lo ama y de que los separa un muro misterioso que ha aparecido de la noche a la mañana. Y así ha sucedido con todo en la vida de Tooru desde que ella se fue, su mundo entero ha entrado en el terreno de lo desconocido, su realidad es otra, ajena, indeterminada, y el ha entrado a lo profundo de un pozo para encontrarse a sí mismo y rescatarla a ella, pues intuye de manera irracional que debe rescatarla de algo.
Entonces, por primera vez en su vida, siente que hay algo diferente dentro de él... una especie de poder. Él, que nunca supo qué hacer en la vida, puede sentir dentro de aquel pozo que algo toma forma en la oscuridad, algo vivo que tiene la respuesta a su mayor interrogante...

Este el problema de los buenos libros de 700 páginas: no hay salida hasta el final si son buenos, y es muy difícil apartarlos de tu vida personal, sobre todo cuando sucede como a mí por estos días, que he tenido un montón de trabajo insulso y no he podido salir de él, leyendo un capítulo cada noche, en una especie de Sherezade donde yo me siento como el sultán que ya quiere decapitar la historia de una buena vez, pero sigue alli, seducido, noche tras noche. Y hay noches que siento miedo leyendo este libro, porque me quedo en pasajes oscuros, que alli vienen intercalados, y al día siguiente, con las siguientes páginas, me digo enojado, ¡por qué no seguí leyendo anoche!

El bosque de "Tokyo Blues", una de las novelas más famosas de Murakami, aquí es el amazonas surcado por un río que fluye...
  
Las noches de luna llena en "Tokyo Blues", aquí son el fondo de un pozo tan oscuro que aún de día deja ver las estrellas...

La canción que resuena en el grifo de la conciencia en "Tokyo Blues", aquí es un silencio que mana de lo profundo e inunda el universo...

Y aún me faltan cien páginas por leer...

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